Decidí dedicarme al área de la velocidad, especializándome en los 100 metros planos, 200 metros planos y 400 metros planos. A todo esto, se agregan las pruebas que yo considero son mis favoritas: relevos de 4x100 metros, 4x400 metros planos y 4x400 mixto (es decir, corren dos hombres y dos mujeres en el mismo relevo). Las competencias siempre me dieron miedo, soy super nerviosa y por eso mismo creo barreras mentales que me impiden dar lo mejor de mi (me cobró caro ese tipo de mentalidad por obvias razones).
Ahora bien, mi entrenador, como ya lo mencioné vio mucho
potencial de llegar a un nivel competitivo más adelante en unos años. Debía
haber cierta madurez, diciplina y entrega por lo que me comenzó a exigir
demasiado en cada entrenamiento (yo feliz porque amaba lo que hacía, a parte
tenía un cuerpo muy acelerado y joven que todavía no producía tantas hormonas y
ácido láctico que hicieran que me frenara), a tal grado que tenía que entrenar
en el turno de la maña y en la noche, asistir a campamentos y entrenamientos en
fin de semana, tenía que vivir comer y respirar el atletismo en su plenitud.
Efectivamente todo este trabajo trajo sus frutos y fue así como en 2018 asisto
a mi primera Olimpiada Nacional, donde todos los estados de la república re
reúnen para llevar a acabo la mayor justa de atletismo a nivel infantil y
juvenil del país. Para ese entonces yo y toda la selección de la ciudad de
México ya habíamos pasado los filtros de competencias anteriores. Empezando por
el festival de alcaldías, el estatal, luego el regional para así clasificar al
nacional.
El relevo varonil que también clasificó ese año ganó medalla
de oro e impuso récord nacional en el relevo 4x400 varonil en la categoría
sub16.
Muchas emociones encontradas y felicidad por donde fuera.